A veces no queda más remedio que preguntarse ¿a qué juegan las juntas de gobierno? Toda la vida de Dios, cuando ha estado lloviendo la cofradía de turno no ha salido. Y en estos tiempos parece que los avances tecnológicos en las predicciones juegan en contra de ellas.
¿Por qué hay que mirar un informe meteorológico si está cayendo agua? Lo sensato es mirar el parte cuando no está cayendo por si pudiera llover durante el recorrido ¿no?
Lo lógico es mirar los posibles chaparrones y no los posibles claros como se hace ahora ¿no?
Otro desatino es el de los refugios: “Si nos llueve aquí nos podemos refugiar en tal sitio, pero si llueve allí, nos vamos a este otro…” Es decir, convertir la estación de penitencia en una carrera de obstáculos o en una oportunidad para un regreso tardío, en triunfo y, a ser posible, como protagonista única.
Por último, que levante la mano el que no conozca algún caso de pronóstico que se ha equivocado y luego explicado con “nubes bajas que escapaban al satélite y no se podían detectar…”