Felipe Alaiz nació en 1887 en Belver de Cinca, Huesca. Ejerció muy
pronto de periodista en El Sol y, tras pasar al anarquismo, se vuelca en una
labor insaciable como escritor y propagandista de los ideales libertarios.
Llegó a dirigir algunas publicaciones anarquistas como Tierra y libertad y Solidaridad obrera.
Puso su pluma al
servicio de Los Solidarios -el grupo de pistoleros libertarios capitaneado por Durruti-, y pasó varias temporadas en la cárcel.
Escribió novelas -Quinet, María se me
fuga de la novela-, crítica literaria y artística –El Arte de escribir
sin arte, Tipos españoles, Arte Accesible- y tradujo a Upton Sinclair, a Dos
Passos o a HG Wells.
Considerado un
feroz individualista incluso a ojos de la propia CNT y FAI, concebía
el anarquismo como “una conducta” o, como mucho, una opción ideológica y moral.
Tras la victoria de Franco consigue exiliarse de forma milagrosa y, en la
indigencia, muere en 1959, en un mísero hotel de barrio de Montmartre, en
París.