jueves, 22 de septiembre de 2011

El futuro, asegurado

Alejandro, hijo de Manoli, tiene 30 años y lleva quince yendo a trabajar a las salinas.
Alejandro, con un porte de Flor de Sal recién recogida
Ingeniero Técnico Industrial y máster en Gestión Medioambiental, tiene varios proyectos en mente pero entre ellos están las salinas de la familia.
“Me gustaría hacer la Ingeniería Superior y he trabajado en cosas más cercanas a mi campo… pero me encanta esto”.
Habla con pasión de la posibilidad de construir una nave que se autoabastezca de energía entre el sol, las mareas y el viento y de usarla para una nueva tienda, las oficinas y demás instalaciones.
“El trabajo es duro, porque toda la sal se recoge a mano para luego dejarla secar al viento y al sol, sin tratamiento alguno, pero estar aquí es un privilegio”, dice mientras un grupo de flamencos sobrevuela las salinas. “¡Mira eso! Y este atardecer, la luz… Lo que te digo, un privilegio”.

La Flor de Sal, delicatessen desconocida

La sal que se produce en Biomaris va destinada en su mayoría a salazones, secadero de jamones, lavanderías, piscinas… Pero hay un tipo, escasa, que es sólo para consumo gastronómico.
De nuevo la influencia europea, hace siete años un francés llegó a las salinas y preguntó si tenían Flor de Sal. La respuesta fue “¿qué es?”.
Productos gourmet elaborados con
Flor de Sal
Las pilas (tajos en Cádiz) producen según qué días y sólo por la tarde una fina película de sal en la superficie del agua, a distancia de la sal gorda. “La llamábamos ‘la manta’ y se quitaba y la tirábamos porque creíamos que no servía”, recuerda Alejandro, hijo de Manoli.
“Cuando nos dijeron que era una exquisitez la recogimos, la mandamos analizar y desde entonces producimos unas cinco toneladas al año”.
Tiene sólo un 87% de cloruro sódico (1,6% de calcio y 0,84% de magnesio, además de yodo, hierro, flúor y otros componentes), impregna la comida con un aroma especial y, curiosamente, si se usa guisando no sirve. Sólo después para rectificar. Sobre un chuletón o un lomo de pescado asado se disuelve lentamente. Como si se introdujera en los alimentos…

jueves, 8 de septiembre de 2011

Experto en el aprendizaje de los niños

Fernando Alberca nació en Córdoba en 1966. Licenciado en Filosofía y Letras y Máster en Dirección de Centros Educativos, ha sido profesor y director en colegios de Huelva, Cáceres, Zaragoza y Asturias. Profesor de Honor del Colegio Internacional San Jorge. Miembro del Comité de Arbitraje del Programa Argos 2004 para el Fomento de la Lectura, del Ministerio de Educación y Ciencia del Gobierno Español. Ha sido Consejero del Consejo Escolar del Principado de Asturias; miembro constituyente del Foro de Participación del Observatorio de la Convivencia entre Iguales del Principado de Asturias; colaborador en distintos medios de comunicación de radio, prensa y televisión.
Ha atendido un consultorio radiofónico semanal durante más de tres temporadas consecutivas y un programa televisivo semanal sobre educación, respondiendo a las preguntas de periodistas y padres. Conferenciante habitual sobre temas relacionados con la conducta y aprendizaje del bebé, el niño y el adolescente. Entre sus publicaciones se encuentran: Carta a un Amigo, Sintonizar con los hijos, El dominio de sí, 99 trucos para ser más feliz, Cuatro claves para que tu hijo sea más feliz, ¿Quieres casarte conmigo?, Las complicaciones del corazón y Guía para ser buenos padres.