Alejandro, hijo de Manoli, tiene 30 años y lleva quince yendo a trabajar a las salinas.
Alejandro, con un porte de Flor de Sal recién recogida |
Ingeniero Técnico Industrial y máster en Gestión Medioambiental, tiene varios proyectos en mente pero entre ellos están las salinas de la familia.
“Me gustaría hacer la Ingeniería Superior y he trabajado en cosas más cercanas a mi campo… pero me encanta esto”.
Habla con pasión de la posibilidad de construir una nave que se autoabastezca de energía entre el sol, las mareas y el viento y de usarla para una nueva tienda, las oficinas y demás instalaciones.
“El trabajo es duro, porque toda la sal se recoge a mano para luego dejarla secar al viento y al sol, sin tratamiento alguno, pero estar aquí es un privilegio”, dice mientras un grupo de flamencos sobrevuela las salinas. “¡Mira eso! Y este atardecer, la luz… Lo que te digo, un privilegio”.
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