domingo, 6 de noviembre de 2011

Un poco de historia

Una de las primeras cosas que hizo el añorado José Sánchez Dubé cuando llegó a la presidencia del Consejo, allá por 1975, fue constatar la necesidad de unir a las hermandades. Según manifestó a este periodista en una antigua entrevista para otro medio de comunicación “había mucho capilleo y cada una iba a lo suyo, así que pensé en hacer algo que contribuyera a que trabajasen todas juntas”.
Así surgió la idea de celebrar anualmente un culto extraordinario en el que participasen todas, lo que se plasmó en el Vía Crucis Penitencial de las Cofradías de Sevilla.
La primera imagen en presidirlo fue, en 1976, el Cristo de las Misericordias, de Santa Cruz. El motivo fue tan sencillo como que en ésa época la hermandad celebraba un Vía Crucis por las calles de la collación y, como es lógico, pasaba cerca de la Catedral. Sánchez Dubé le propuso a Antonio Hermosilla, por aquel entonces hermano mayor, llevarlo hasta la Catedral y rezar allí las 14 estaciones y así se hizo.
También se decidió que cada estación fuera presidida por la cruz de guía de una cofradía de penitencia y que otras leyeran los pasajes, con lo que se conseguía la participación de 28 más. Además, representantes de las hermandades de penitencia portaron la imagen en el camino de regreso hasta la parroquia.
Sólo el Gran Poder ha salido dos veces (1979 y 1987) y sólo la Madrugada ha visto a todas sus cofradías asumiendo esa responsabilidad. Del Viernes Santo falta San Buenaventura (¿el Cristo de la Salvación?) y de las vísperas aún no ha salido ninguna, aunque el nombre de alguna de ellas ha estado sobre la mesa.
También la imagen de la Virgen ha estado presente en las celebraciones del Vía Crucis.
La primera, en 1985, la Piedad del Baratillo, ya que se eligió al Cristo de la Misericordia y salió en procesión el grupo escultórico del primer paso de la cofradía del Arenal. En 1988, Año Santo Mariano, el Consejo decidió que fuera una imagen de la Virgen la protagonista del acto y la Soledad de San Lorenzo la elegida.
Nuestra Señora de los Dolores, de los Servitas, presidió el acto en 1998 al ser designado el Cristo de la Providencia y por último, en 2002 fue propuesta la imagen de Jesús descendido de la Cruz, de la Mortaja, y el misterio de la Piedad fue hasta la Catedral.

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