Si sobrecogedoras fueron las imágenes del terremoto y el tsunami que asoló Japón el pasado mes de marzo, ejemplificantes resultaron las de pocos días después de la tragedia, cuando se veía a los ciudadanos japoneses intentando recuperar la normalidad con un civismo digno de todo elogio.
“Allí no se paró nada en seco, ni mucho menos”, dice Juan Carlos Espinosa, director general. “Es cierto que las zonas más afectadas no estaban cerca de Tokio y Osaka, que es a donde nosotros exportamos las tortas, pero nos llamó la atención que todo siguiera discurriendo con normalidad”
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